José Moro, heredero de Bodegas Emilio Moro, estuvo de visita en Panamá para asistir a una serie de eventos organizados por su distribuidor exclusivo Spirits Wine Group. Para mí fortuna, tuve el privilegio de conocerlo en una exquisita cena maridaje realizada en el restaurante A-Banda gracias a la cual luego me concedió esta entrevista.

¿Cuál es su primer recuerdo entorno al vino?

Me recuerdo, con cinco o seis años, metido en una cuba para limpiarla… porque eran las cubas grandes pero las bocas no: solo cabíamos los niños… Y también recuerdo venir de vendimiar sentado en una comporta de madera, tapado con un plástico porque llovía y la ropa mojada de mosto.

“Si uno sabe escuchar, el vino habla por sí solo” fueron palabras de su padre. ¿De qué hablan los vinos Emilio Moro?

Nuestros vinos hablan de franqueza, de honestidad y de generosidad. Son compañeros que siempre están a nuestro lado para compensar malos momentos personales o para compartir los buenos. El vino me dice de todo, en función del momento del día en el que esté y del momento de la vida que atraviese. El vino es pura emoción y depende de cómo esté tu cuerpo consigues la mejor simbiosis, o no. Al vino hay que hablarle de tú a tú para ser capaz de entenderle.

¿Cuál ha sido para usted la mayor satisfacción al frente de una de las bodegas más emblemáticas de la Ribera del Duero y cuál es en la actualidad su mayor reto?

Para mí cada día es un reto, un sueño, un compromiso y, sobre todo, una responsabilidad. Cada vez que voy a abrir una botella de Emilio Moro en cualquier parte del mundo representa ilusión y responsabilidad. No se ha hecho nada y se ha hecho todo. Cada día es una ilusión nueva y hay que vivirla como tal.

El reto en la actualidad es consolidar nuestra marca a nivel internacional. El vino español debería mostrar con más fuerza su gran valor. Los bodegueros tenemos que mostrar nuestro orgullo, coger la botella debajo del brazo y salir fuera.

 ¿Cuáles son los pilares de la filosofía de Emilio Moro y qué diferencia sus vinos de otras bodegas de Ribera del Duero?

Los pilares fundamentales de nuestra filosofía son tres: tradición, innovación y responsabilidad social. La tradición entendida como una historia que avala y garantiza la calidad de la marca, dado que una marca no es nada sin una historia detrás. La innovación, vista desde dos prismas: innovación tecnológica como apoyo en la producción de vinos de alta calidad, y la innovación en la comunicación, con el uso de estrategias en las redes sociales. Y por supuesto, la responsabilidad social corporativa, una responsabilidad comprometida, que busca conseguir que la marca y sus consumidores sean más solidarios con la realidad actual que nos rodea. Esta responsabilidad se lleva a cabo, por ejemplo, a través de nuestra fundación Fundación Emilio Moro por medio de la cual ayudamos y colaboramos con proyectos en favor de personas en exclusión social dentro y fuera de nuestro país.

En 2009, junto con su hermano Javier crean el proyecto Cepa 21 a pocos kilómetros de la bodega principal, ¿en qué consiste y cuál es su principal misión?

El proyecto de Cepa 21 nació bajo unas perspectivas de juventud, innovación y modernidad; no sólo en cuanto a la arquitectura, sino también, en cuanto a estilo de vino. XXI representa el futuro, pero siempre respetando la tradición.

Hace 14 años que la 3ª generación empezó a trabajar este sueño y este año ha llegado el momento de metabolizar todas las experiencias, sentimientos y emociones y de ponerlas a disposición del mejor vino y de unas etiquetas que representen de manera fiel cómo siente el vino.

Hemos cambiado la viticultura, hemos mejorado los procesos para poner a disposición del consumidor un vino con frescura y con madurez, con ternura y con carácter, un vino dócil y con personalidad. También hemos diseñado una nueva imagen que refleje la innovación del proyecto y el respeto por la tradición.

Malleolus es sinónimo de excelencia y prueba de ello es el alto puntaje de 19.5/20 otorgado  al Malleolus Sanchomartin 2010 por la revista Decanter situándolo como el mejor vino Ribera del Duero. La gama se compone también del Malleolus clásico y Malleolus Valderramiro, ¿qué los diferencia principalmente?

La palabra Malleolus viene del latín y significa ‘Majuelo’. Es la forma de denominar a los viñedos en Pesquera de Duero. Para elaborar Malleolus hemos seleccionado uvas de majuelos de entre 25 y 75 años. El suelo calizo y arcilloso le proporciona mineralidad, elegancia, complejidad, estructura y carácter.

Malleolus de Valderramiro está elaborado a partir de uvas procedentes del Pago de Valderramiro, plantado en 1924. La producción de estos viñedos es limitada y el sentido de elaborar un vino así es dar el máximo protagonismo al terroir. Su suelo arcilloso le confiere estructura y carácter.

Si estuviera en una isla desierta y sólo pudiera elegir 1 vino de la bodega, ¿cuál sería y por qué?

Cada uno de ellos me muestra su forma de ser. Son como los hijos. E incluso cuando tienes uno con dificultades, no tienes que venirte abajo, sino ayudarle a salir adelante. Los jóvenes me muestran más alegría, más jovialidad, más frescura. Los crianzas, otra armonía. La gama más alta, los maleollus, la madurez de la vida, el saber estar, el saber escuchar.

Si me preguntas por uno en concreto, sería nuestro Clon de la Familia, el vino que colma nuestras expectativas de calidad y que, además, es solidario. Este vino es el que mejor representa la manera de ser de la familia Moro, que ha sabido conservar la “vieja esencia” del majuelo y le ha sabido dar una fuerte personalidad.

Como embajador de sus vinos y su país con más de 200 días al año recorriendo el mundo. ¿Qué destinos gastronómicos recomienda dentro y fuera de España?

En España tenemos una gastronomía excepcional, acorde a la calidad de sus vinos. Hay rincones como Beret, en el Valle de Arán, que además de emocionar con su gastronomía uno es capaz de desconectar. Lo mismo ocurre fuera de España. Además, me entusiasma cómo el concepto de las tapas está expandiendo la gastronomía española por el mundo. Y con ellas, los vinos y nuestro carácter festivo. Es el caso de Singapur, país que consigue sorprenderme en cada visita. Destacan otros lugares como Panamá o Perú, cuyas cocinas llevan varios años en auge. Precisamente en Perú, nuestra Fundación Emilio Moro está apoyando un proyecto para la formación de jóvenes cocineros y sumilleres sin recursos y en riesgo de exclusión social.

Un maridaje memorable con vinos Emilio Moro.

Con dos huevos con patatas y un Emilio Moro 1989 en compañía de mi padre. Hay ocasiones en las que el maridaje perfecto depende de la persona con la que se esté.